En un inmaduro momento de mi vida llegaste, te pusiste a mi lado y empezaste a escuchar con atención todo lo que decía... empezaste a adorarme. Me veías virginal, sencilla, graciosa y "bonita" como tu siempre has dicho. Con el tiempo y las circunstancias empezamos a vernos más a menudo, nos fuimos enamorando, vivimos momentos deliciosos. Todavía recuerdo y puedo leer las palabras que me dejabas escritas en la mesita de noche al amanecer. Primer encuentro para mí y dulce encuentro para ambos, la delicadeza que tenías en todo momento hizo que me fuera apegando más a ti.
Íbamos juntos a casi todos sitios, tu siempre tenías gestos muy bonitos hacia mí, pero no siempre esto era "y viceversa". Sufrías mucho y yo era casi una niña, perdóname...
No me guardes rencor.
El paso del tiempo lo cambió todo.
El transcurso del tiempo, va cambiando las perspeciva de muchas cosas, incluso de nuestra propia vida..., y del amor tambien.
ResponderEliminarMe gusta tu escrito impregnado de sentimieto.
Un abrazo.
Escrito desde la modulación interna del tiempo... muy bonito. ¿Nos cambia el tiempo, ó cambiamos nosotros?, ¿qué es lo que realmente pasa? Un saludo Conchi.
ResponderEliminarRuben, cambiamos nosotros a la véz que va pasando el tiempo.
ResponderEliminarEste escrito, un recuerdo.
Gracias Rubén por tu comentario.
Caracola, gracias.
ResponderEliminarSi he recordado los sentimientos que he tenido hacia alguien que quise mucho.
Conchi, lo cambia todo, pero nunca es el tiempo, no lo olvides, somos nosotros.
ResponderEliminarPrecioso. La sinceridad sin orgullo.
ResponderEliminarNo creo que te guarde rencor. Se respira amor en tus bellas palabras y el amor lo comprende todo.
Un abrazo